El círculo mundial de oraciones

Paramahansa Yogananda

Consagrado a servir espiritualmente a la humanidad por medio de la oración

«La mayoría de las personas consideran el curso de los acontecimientos como algo natural e inevitable. ¡Desconocen, por cierto, cuán radicales son los cambios que pueden operarse mediante la oración!».

Paramahansa Yogananda.

Paramahansa Yogananda prestó un gran servicio a la humanidad a través  de sus oraciones por la paz mundial y la curación de las aficiones físicas, mentales y espirituales de los demás. Cada mañana en profunda meditación, invocaba las bendiciones de Dios para todos aquellos que habían solicitado ayuda, y les enviaba energía curativa mediante la técnica de una técnica simple, pero sumamente efectiva.

Con el transcurso del tiempo, Paramahansaji solicitó a los monjes y monjas de la orden monástica de Self-Realization Fellowship que unieran sus esfuerzos a los suyos para servir a la humanidad por medio de la oración. Fue así como surgió el “Consejo de oración de Self-Realization Fellowship”.

Dios es el amor que sostiene el universo, el océano de la vida y poder que penetra la creación entera. A través de métodos científicos de oración, podemos sintonizarnos conscientemente con su poder infinito, y curar el cuerpo, la mente y el alma. Los métodos y principios descritos pueden ser usados por quien lo desee, no importa cual sea su religión, pues se basan en la aplicación de leyes universales y no en dogmas o creencias.

Una vez por semana ofrezco el Círculo de oración, es abierto y gratuito.

  1. Tiene una duración aproximada de 45 minutos.
  2. Oración inicial.
  3. Breve lectura inspirativa seleccionada de uno de los escritos de Paramahansa Yogananda o con uno de los cantos cósmicos.
  4. Periodo breve de meditación. Concentrar la atención en la presencia curativa de Dios mediante la práctica de las técnicas de meditación enseñadas por Yogananda.
  5. Tras meditar pasamos a un periodo de oración profunda por todos aquellos que han solicitado la ayuda del círculo de oración.
  6. Además se puede pedir en forma específica por los seres queridos o solicitar la ayuda divina para superar dificultades personales.
  7. Practicamos la técnica de curación enseñada por Paramahansa Yogananda.
  8. Concluimos el oficio con una oración por la paz mundial.

Paz y curación mundiales mediante la oración

En un mundo donde la humanidad sufre a causa de la guerra, la pobreza, las enfermedades, la ansiedad y la falta de propósito en la vida, las personas compasivas naturalmente se preguntan: «¿Qué puedo hacer para ayudar a reducir los problemas del mundo?».
Paramahansa Yogananda respondió:
«Únicamente la conciencia espiritual —la realización de la presencia de Dios en uno mismo y en todo ser viviente— logrará salvar al mundo; sin ella, no veo posibilidad alguna de paz. Comienza por ti mismo. No hay tiempo que perder. Es tu deber hacer la parte que te corresponde para traer el reino de Dios a la Tierra».
Al percibir la presencia y el amor de Dios en nuestro interior, desarrollamos la capacidad de irradiar esa divina conciencia hacia el exterior. Tal estado de realización divina constituye la solución práctica a los problemas que aquejan a la humanidad, ya que existe una relación dinámica entre nuestra conciencia y las condiciones mundiales.
Los problemas políticos, sociales o internacionales no son sino el resultado de la acumulación de los pensamientos y de las acciones de millones de personas. En verdad, la forma perdurable en que podemos cambiar las condiciones mundiales es transformando primero nuestros pensamientos y transformándonos nosotros mismos. Como afirmó Paramahansa Yogananda, «Refórmate y reformarás a miles de personas».
Continuó su explicación:
«Los súbitos cataclismos que ocurren en la naturaleza, causando estragos y daños masivos, no constituyen “actos de Dios”. Tales desastres son el producto de los pensamientos y acciones del ser humano. En efecto, dondequiera que, como resultado de los pensamientos y acciones errados del hombre, el equilibrio vibratorio entre el bien y el mal de esta tierra se vea perturbado por la acumulación de vibraciones nocivas, se producirá una devastación […].
»Cuando predomina el materialismo en la conciencia del hombre, éste emite sutiles rayos negativos, los cuales, al acumularse, acaban por perturbar el equilibrio eléctrico de la naturaleza; es entonces cuando se presentan los terremotos, las inundaciones y otros desastres».

El contacto con Dios proporciona la curación individual e internacional

Paramahansaji enfatizó que las vibraciones negativas del egoísmo, la codicia y el odio —las cuales causan enfermedades e infelicidad a los individuos, así como guerras y desastres naturales a las naciones— pueden ser superadas si un número suficiente de personas se dirigen a Dios a través de la meditación y la oración. Al transformarnos nosotros mismos —viviendo conforme a los principios espirituales y en comunión con Dios— automáticamente difundimos vibraciones de paz y armonía que contribuyen, en gran medida, a contrarrestar los efectos negativos producidos por la forma inarmónica de vivir.
Así pues, como instrumento del poder curativo de Dios, la oración constituye uno de los más nobles servicios que podemos prestar a nuestros semejantes. Las demás formas de servicio, tales como la ayuda material y la asistencia social, son sin duda valiosas y necesarias para aliviar temporalmente los sufrimientos ajenos; sin embargo, la oración efectuada en forma científica ataca la raíz misma de los sufrimientos mundiales, es decir, los hábitos de pensamientos erróneos de la humanidad.
A través de la participación en el Círculo Mundial de Oraciones, cada uno de nosotros puede aportar la ayuda más eficaz posible para brindar paz y bienestar perdurables al mundo y a nuestros seres queridos que los necesiten.

La ciencia moderna ha demostrado que todo cuanto existe en el universo está compuesto de energía, y que la aparente diversificación de la materia en sólidos, líquidos, gases, sonidos y luz yace simplemente en sus diferentes frecuencias vibratorias. De manera similar, las grandes religiones del mundo afirman que la energía cósmica de Om o Amén, la Palabra o Espíritu Santo, es el origen de todo lo creado: «En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. […] Todo se hizo por ella, y sin ella nada se hizo» (San Juan 1:1, 3).
«Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios» (Apocalipsis 3:14). Así como la vibración de un motor en funcionamiento produce un determinado sonido, del mismo modo el sonido omnipresente de Om es testigo fiel de la marcha del «Motor Cósmico», el cual sostiene, por medio de la energía vibratoria, todas las formas de vida y cada partícula de la creación.
A través de la concentración y del poder de voluntad, podemos aumentar conscientemente el suministro de energía cósmica al organismo. Ésta puede ser encauzada hacia una determinada parte del cuerpo; o puede ser liberada a través de las puntas de los dedos (que funcionan como antenas de alta sensibilidad), a fin de que fluya como una fuerza curativa hacia todos aquellos que necesitan ayuda, aun cuando se encuentren a miles de kilómetros de distancia. Mediante la poderosa vibración de Om, podemos establecer contacto directo con la conciencia omnipresente de Dios, en la cual no caben los engañosos conceptos de tiempo y de espacio. De allí que se establezca un contacto instantáneo entre la sincera petición de ayuda y la energía concentrada emitida por quienes se encuentran orando por otros, , utilizando el método que se describe a continuación:

(Ejecutar la técnica de pie)

Con los ojos cerrados orar:
«Padre Celestial, Tú eres omnipresente; Tú estás en todos tus hijos; manifiesta tu presencia curativa en sus cuerpos». Manteniendo los ojos cerrados, concentrarse profundamente en la energía cósmica que está fluyendo hacia el cuerpo a través del bulbo raquídeo, y desde allí hacia los brazos y las manos. Al mismo tiempo, frotar rápidamente las palmas de las manos, por diez o veinte segundos. (Este movimiento y el que se describe en el párrafo siguiente son especialmente eficaces para acumular y sentir la energía en las manos). A medida que la energía curativa se concentra en los brazos y las manos, se experimentará en éstos una sensación de calor y hormigueo. No se debe tensar el cuerpo sino mantenerlo relajado en todo momento.

A continuación, extender los brazos hacia adelante, y elevarlos de modo que las manos lleguen aproximadamente hasta la altura de la frente, y cantar Om. Simultáneamente con el canto de Om, bajar los brazos con lentitud hacia adelante, hasta que descansen a los costados del cuerpo. Durante todo el tiempo que se cante Om, se debe visualizar o sentir la energía curativa fluyendo desde las manos hacia todas las personas que necesitan curación.
Orar: «Padre Celestial, Tú eres omnipresente, Tú estás en todos tus hijos; manifiesta tu presencia curativa en sus mentes». Rotar rápidamente las manos (hacia adelante), una alrededor de la otra; con prontitud las manos se recargan de energía cósmica. Concentrarse en la energía cósmica que penetra por el bulbo raquídeo y fluye hacia las manos, y continuar rotándolas por espacio de diez a veinte segundos.

Extender luego los brazos hacia adelante, y elevarlos de modo que las manos lleguen aproximadamente hasta la altura de la frente, y cantar Om. Bajar lentamente los brazos extendidos. Durante todo el tiempo que se cante Om, visualizar las vibraciones curativas que fluyen desde las manos hacia las personas por quienes se está orando.
Orar: «Padre Celestial, Tú eres omnipresente; Tú estás en todos tus hijos; manifiesta tu presencia curativa en sus almas». (Repetir la técnica de frotar las palmas de las manos, tal como se describe en el primer punto).
Con las manos levantadas, cantar Om una vez más, enviando vibraciones curativas de paz y armonía al mundo entero.

Jay Gurú.

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